Etapa del Camino de Santiago del Norte que une Llanes con Ribadesella a través de una ruta que mezcla paisajes marinos e interiores, aldeas con arquitectura tradicional y momentos de serenidad entre verdes prados y suaves colinas.
El Camino de Santiago del Norte, también conocido como Camino de la Costa, ofrece una de sus etapas más hermosas y variadas entre las villas asturianas de Llanes y Ribadesella. Este tramo, de aproximadamente 30 kilómetros, combina los paisajes verdes y marinos del litoral oriental asturiano con el encanto de las pequeñas aldeas, vestigios históricos, arquitectura indiana, bufones marinos y estuarios que se entrelazan con la tradición jacobea.
Esta etapa es exigente por su longitud, pero no especialmente complicada en cuanto a desniveles, lo que permite al caminante disfrutar de un recorrido que alterna caminos rurales, sendas costeras, bosques de ribera, playas escondidas y numerosos pueblos que salpican el paisaje con su cultura y hospitalidad.
Inicio: Llanes, joya costera del oriente asturiano
La etapa comienza en la villa de Llanes, un lugar de fuerte identidad marinera y medieval. El casco histórico amurallado, su Basílica de Santa María del Concejo, el puerto con los famosos Cubos de la Memoria y sus callejuelas animadas son el punto de partida ideal. Desde aquí, se abandona la villa en dirección oeste, siguiendo las señales amarillas del Camino, cruzando el pequeño núcleo de La Portilla y saliendo hacia los primeros pueblos del recorrido.
De Poo a Niembro: playas, acantilados y rías con encanto
En pocos kilómetros se alcanza Poo, y poco después Celorio, ambas pequeñas localidades costeras con gran tradición turística y muchas playas cercanas (Poo, Palombina, Borizu…). En Celorio, destaca el antiguo Monasterio de San Salvador, fundado en el siglo XI.
El camino continúa hacia Barro y Niembro, donde se atraviesa uno de los paisajes más emblemáticos de todo el recorrido: la ría de Niembro, coronada por la iglesia y el cementerio de Nuestra Señora de los Dolores. Este paraje, en plena marisma, ofrece una postal inolvidable que mezcla espiritualidad, naturaleza y arquitectura tradicional.
San Antolín y el interior llanisco
Después de bordear el litoral, el camino cruza la playa de San Antolín, la más extensa del concejo de Llanes. Allí se encuentra la desembocadura del río Bedón, y las ruinas del antiguo monasterio de San Antolín de Bedón, uno de los bienes patrimoniales más singulares del oriente asturiano.
Desde aquí, el trazado se adentra hacia el interior, alejándose de la costa para atravesar pueblos como Naves, Villahormes, Nueva y Piñeres de Pría, rodeados de pastos, pequeñas explotaciones agrícolas y casas de arquitectura indiana. Es un tramo más tranquilo, donde el caminante puede recuperar fuerzas y disfrutar del silencio rural.
Cuerres, bufones y transición a Ribadesella
A partir de Llamigo y Cuerres, el paisaje comienza a transformarse. La senda se vuelve más ondulada, y vuelve a acercarse a la costa. Desde Cuerres se puede tomar un desvío para visitar los Bufones de Pría, uno de los fenómenos geológicos más espectaculares del litoral cantábrico, donde el mar “respira” a través de chimeneas naturales en los acantilados.
A continuación, el camino cruza el río Guadamía, frontera natural entre los concejos de Llanes y Ribadesella, adentrándose en el tramo final de la etapa.
Final: llegada a Ribadesella
La llegada a Ribadesella se realiza bordeando la playa de Arra y accediendo a la playa de Santa Marina, con su paseo marítimo jalonado de casonas de indianos. Finalmente, se cruza el emblemático puente sobre el río Sella, entrando en el casco urbano de la villa riosellana, donde el peregrino podrá sellar su credencial y descansar.
Ribadesella ofrece múltiples atractivos para cerrar la etapa: la cueva de Tito Bustillo, con pinturas rupestres prehistóricas; el casco antiguo, lleno de vida; y una excelente oferta gastronómica con especialidad en pescados, mariscos y sidra.